ARABAKO ERROMANIKOA * EL ROMÁNICO EN ÁLAVA: JOKANO, antiguo centro del valle

Después de seguir el curso del río Baias y de visitar los templos románicos de sus orillas, ahora remontaremos el curso del afluente, el río Badillo, para conocer las numerosas huellas románicas que han sobrevivido de este a oeste, desde Uribarri hasta Arriano.

Vamos a empezar visitando JOKANO, dejando para una próxima ocasión URIBARRI KUARTANGO que por situación geográfica debería ir antes.

Desde los farallones de la sierra de Arkamo, así contemplamos JOKANO, en el eje del valle de Basabe, regado por el río Badillo, y dando vista al curso del Baias y al valle de Eza.

"El templo es un edificio construido en el siglo XIII. Es de planta rectangular, formada por cabecera recta y una sola nave, a la que, con el paso del tiempo, se le han ido agregando diferentes cuerpos" (ERPV). A finales del siglo pasado se llevaron a cabo importantes obras de restauración, suprimiendo anexos entre la espadaña y sobre el pórtico, así como instalando cubiertas que garantizaran una mejor conservación del conjunto.

"En la plana cabecera se abren dos vanos superpuestos en el mismo eje central.

El situado en la parte superior es una saetera cegada que remata en arco de medio

punto. El ventanal principal (...) posee un vano muy estrecho, tapiado seguramente

al colocar el retablo mayor. Consta de tres arquivoltas biseladas de configuración semicircular coronadas por sobrearco que, como el resto de los elementos del vano,

carece de ornamentación" (ERPV).

"La portada es un buen ejemplar de finales del siglo XII o comienzos del XIII. Consta de arco ligeramente apuntado, formado por tres arquivoltas y sobre arco con decoración de ajedrezado" (ERPV)

Una vez en el interior del templo llama la atención la pila de agua bendita:

realizada en una piedra negra, que, pulida por el uso secular, no envidia al mármol...

y debió de ser extraída de la nombrada cantera de ANDA.

Aunque rebase los límites del arte románico, no podemos menos de recoger imágenes del
retablo mayor de esta iglesia dedicada a San Martín.
Se trata de una "interesante obra plateresca, bien dorada y estofada...Una de las más interesantes del plateresco de la diócesis", en palabras de M. PORTILLA (CMDV, VII, pp. 569-573).